martes, 14 de diciembre de 2010

Realidad soñada

Un cuento hecho por mi espero que les guste^^

Mallqui Nina (árbol de fuego) despertó de golpe. Su cabello castaño le cubría la cara, su piel morena estaba cubierta de sudor y sus ojos marrones sobresaltados. Había soñado con una horrible batalla y se sentía muy asustada, lo único que veía era muerte.

Ella había sido elegida por su pueblo, Allppa (tierra), como la bruja, aquella con el don de entender a los dioses y comunicarse con las fuerzas de la naturaleza. Su mundo sufría por los Chon Ktauktau (hombres del infierno) y ella no veía la forma de ayudarlos, ya que no entendía qué querían decirles los dioses y eso la mantenía despierta.

Todo “humano” surgía de la naturaleza, pertenecía a un pueblo dependiendo del lugar donde aparecía y cuando moría llegaba otro para tomar su lugar. El nombre era dado por donde lo encontraban, por ejemplo, a ella la hallaron a los pies de un árbol que parecía estar prendido fuego.

Nina, para sus amigos, relajó su mente y trató de concentrarse en lo que la rodeaba; escuchó los ruidos de los animales, sintió la ropa que llevaba puesta y los cuerpos de aquellos con los que compartía la carpa.

Esperó hasta acostumbrarse a la oscuridad y salió. Una vez fuera, caminó con sigilo para evitar llamar la atención, llevaba puesto un pantalón y una remera de piel que le permitían movilidad y sigilo; llegó entre los árboles que rodeaban al campamento a un claro y se quedó mirando la noche. La luz del campamento de los Chon Ktauktau indicaba su existencia a pesar de la distancia y eso la ponía incómoda.

Los pueblos se habían unido para vencer a estos terribles monstruos que acababan con la vida a su paso. En este mundo se respetaba mucho la vida y matar se consideraba contra lo natural, sólo lo podían cometer los dioses, la naturaleza o los cazadores, para alimentar a sus pueblos. Pero estas criaturas de trajes negros y capuchas no respetaban nada, por lo que consideraban correcto matarlos.

Nina se dio cuenta de que la observaban y se dio vuelta rápidamente preparada para defenderse desenfundando su espada, en estos tiempos nunca se podía saber qué se encontraría en los bosques, todos se habían entrenado duramente desde que llegaron los Chon Ktauktau y ella no era la excepción.

Se encontró con Nawuel (tigre), un guerrero del pueblo Pùllù (alma), que la miraba fijamente y con una sonrisa burlona.

Gisela se despertó temprano, tomó el cuaderno que estaba cerca de su cama y empezó a escribir su sueño que hacía tiempo había empezado a tener sobre una chica igual a ella llamada Mallqui Nina.

Una vez que terminó se cambió, desayunó y se fue a la escuela. Fue un día sin penas ni glorias. Ya de vuelta en su casa se cambió para ir a una fiesta en la casa de su mejor amiga, Andrea. Como era de disfraces se puso un vestido de colores violeta, azul y celeste, con un corsé negro, unas pulseras y un pañuelo en la cabeza, como una gitana.

Mientras sus hermanos jugaban a la play ella daba vueltas por el departamento esperando a su mamá para que la llevara, todavía no tenia registro.

— ¿Te podés quedar quieta que me distraes? —la retó Agustín, su hermano mayor.

—Ándate a tu cuarto —le sugirió Marcos, el más chico.

Gisela se tiró sobre su cama y cerró los ojos.

— ¿Te asusté? —le preguntó Nawuel. Nina guardó la espada.

—Si —dijo con cara seria.

Nawuel dejó de sonreír, se acercó a ella y la tomó por la cintura. Era alto, no muy fornido, de piel morena, cabello y ojos negros.

— ¿Estás bien? —le preguntó más serio. Ellos eran amantes hacia algún tiempo, se habían conocido en uno de los viajes de Nawuel, al principio se detestaban por el orgullo de él y la terquedad de ella.

—Tengo miedo por lo que pueda pasar mañana —confesó Nina y hundió su cara en su pecho.

—Tranquila, algo me dice que sobreviviremos —dijo él, pero ella no le contó lo que había soñado. Él le levantó la cara y la besó.

Se quedaron abrazados largo rato hasta que tuvieron que volver con los otros a prepararse para pelear, pues pronto empezaría la batalla.

En el campamento se comió en silencio, todos tenían miedo y estaban nerviosos, era la primera vez que matarían a alguien que no era un animal para alimentarse.

El más viejo de todos se puso enfrente y tomó la palabra.

—Sé que lo que están a punto de hacer no está permitido por nuestras creencias, que va contra lo natural, pero deben recordar que si no detenemos a los Chon Ktauktau hoy nuestro mundo morirá y nosotros con él. Ustedes pelearan por la vida.

Todos asintieron seguros de las palabras pero el silencio perduró: aunque fuera por una buena causa, seguía siendo asesinato. Algunos le pidieron consejo a Nina pero ella tuvo que mentir porque ni ella sabía qué planeaban los dioses y no podía quitarles las esperanzas.

Ya estaba por amanecer, sintieron el temblor del avance de sus enemigos. Nawuel se acercó a Nina y tomó su mano.

—Cuando esto acabe juro que nos vamos juntos —le dijo sonriendo. Ella se emocionó a pesar del momento en el que se encontraban.

—En medio del bosque, lejos de tod…—Nina no terminó de hablar porque Nawuel la besó.

—Terminemos rápido —dijo y Nina le sonrió.

Gisela se levantó, volvió a tomar su cuaderno y empezó a escribir. Al rato escuchó a su mamá entrar al departamento, ya que siempre hacía ruido con sus tacones y decía un fuerte “Hola” cuando llegaba.

—Gi, ¿estás lista? —preguntó a los gritos después de saludar a los chicos.

—Ya voy —respondió ella y dejó el cuaderno sobre la cama.

Una vez en la casa de Andrea, saludó al resto de sus amigos y compañeros, charló, bailó, comió y jugó a las cartas.

Cerca de las cuatro empezó a vencerla el sueño, estaba parada en el medio de la sala de estar y no había lugar para sentarse, la música aturdía sus oídos así que cerró los ojos y trató de relajar su cabeza.

Nawuel y Nina estaban tomados de la mano escondidos entre los árboles, con el corazón latiendo rápidamente, esperando la llegada de los Chon Ktauktau. Cada vez se escuchaba y se sentía el fuerte avance de estos. Algunos rezaban y los más fuertes se concentraban en su objetivo.

Un movimiento de los árboles los hizo contener el aire, la nube negra que señalaba la llegada de sus enemigos salió al claro donde esperaban emboscarlos y les nubló la vista. Un grito ensordecedor y aterrador demostraba su presencia y provocó el silencio en todo ser vivo que se encontraba cerca, el mejor cazador dio la señal y todos salieron de su escondite.

Los Chon Ktauktau no esperaban el ataque pero no les importó empezar una batalla: vivían listos para pelear.

Nawuel y Nina se defendieron las espaldas y mataban a todo aquel que tuviera las capas negras y las armas con huesos. A pesar de que había salido el sol, el polvo levantado y la nube negra los tenia casi ciegos, por eso se movían guiados por sus otros sentidos. Chocaron con varios cuerpos muertos de sus enemigos tanto como de los suyos.

Estaban nerviosos, no sabían como iba la batalla, quién perdía o ganaba, no querían separarse porque la espalda del otro les daba seguridad y tampoco hablaban para no llamar la atención.

Escucharon un grito, que más parecía una orden, oyeron un chasquido y de pronto a Nina la alcanzó una flecha que se clavó en su corazón. Sentía cómo la sangre fluía hacia fuera y las fuerzas la abandonaban.

Nawuel la agarró antes de que cayera y la besó.

—Te seguiré hasta la muerte, aunque lo que mas valore sea la vida —le susurró al oído, la dejó en el suelo y arrodillado a su lado se clavó su espada en el pecho.

Ambos se sintieron envueltos por una bruma blanca.

Gisela sintió que caía y como estaba distraída no tuvo la fuerza ni el tiempo para sostenerse, cayó y se golpeó la cabeza con una mesa ratona. Quedó inconsciente.

Se sentía volando, todo estaba oscuro, le costaba formular algún pensamiento y le dolía todo. Abrió lentamente los ojos y se encontró en un cuarto blanco con luz entrando por una ventana. Se concentró y logró sentarse, se dio cuenta de que estaba sobre una cama, que había una tranquila música sonando y que no recordaba nada, salvo que la envolvía una bruma blanca.

La puerta se abrió y entro una mujer de mediana edad, cabello rubio, cuerpo delgado, alta, ojos marrones y unas ojeras enormes. Cuando se dio cuenta de que la miraban se quedó sorprendida al verla y empezó a llorar.

—Gi…—alcanzó a decir antes de que se tirara sobre ella y la abrazara con fuerza.

¿Gi?, se preguntó a sí misma. ¿Quién era esta mujer?

Entró un hombre también alto, un poco más robusto, cabello y ojos marrones y con las mismas ojeras que la mujer. Se quedo helado ante la situación que se encontró, también empezó a llorar, sonrió y las abrazó, confundiéndola más.

Llegó el médico, que les pidió a los dos que lo dejaran hablar con ella, ambos la soltaron pero se quedaron cerca, sonriéndose.

El médico diagnosticó que tenía amnesia. Sus “padres” empezaron a contarle todo sobre ella, pero nada le parecía conocido.

Siguió llevando la vida de Gisela, volvió a conocer gente que supuestamente la conocía, ir a la escuela, hacer natación y reunirse con amigos y familia, pero algo le decía que esa no era su vida.

Una vez, estaba recorriendo su cuarto y encontró un cuaderno con la historia de una chica llamada Mallqui Nina, que le sonaba muy familiar.

En la fiesta de “su” amiga Andrea se separó del grupo de gente y se quedó en el patio mirando la noche, sentía que esto lo había hecho muchas veces antes, pero no se acordaba.

—Te extrañé —dijo alguien detrás suyo. Se sorprendió y se dio vuelta para ver quién era. Nawuel la miraba con una sonrisa pícara en la cara— Mallqui Nina.

sábado, 11 de diciembre de 2010

La señorita Nicotina

Cuento hecho por Enrique Jardiel Poncela:

Se fueron a almorzar a un restaurante donde les dieron huevos a "la Malmaison", pollo con gelatina, crema de guindas, helado y un disgusto espantoso, porque la cuenta subió más que Napoleón después de la campaña de Italia.

Acabado el almuerzo, ella se dio a conocer.

—Me llamo Nicotina —dijo.

—¿Cómo? ¿Eres tú Nicotina, la famosa Nicotina: la que envenena, la que se infiltra en el organismo, la que destroza la garganta y los bronquios, la que llena de extraños tatuajes los pulmones, la que hace perder la memoria, la que ensucia el estómago y arrui­na la salud y el bolsillo?

—Yo soy —murmuró muy bajito—. Pero, ¡bah!, han exagerado mucho. Se hacen furibundas campañas contra mí..., y créeme: no soy tan mala como parezco. Amo hasta la vejez a miles de hombres sin que les ocurra nada malo. Esos mismos médicos que despotrican contra mí, me adoran. Porque soy la mujer más deseada del glo­bo. .. Millones y millones de hombres me rinden culto.

—Pero tú les intoxicas.

La señorita Nicotina sonrió y repuso dulcemente:

—¿Y qué amor no intoxica, amigo mío?

Y él sintió la comezón de probar un amor que de tal manera fascinaba a los hombres, y exclamó en un susurro delirante, con el delirio arrollador propio de los adolescentes:

—Nicotina, Nicotina...

Diez minutos después tuvo el primer vómito.

************************************************

Pasaron los años y la señorita Nicotina —eternamente joven des­de que, siglos atrás, llegase de América— seguía siendo el amor más firme de aquel hombre: ese amor del que no se puede desistir.


Su cariño le agotaba, y al mismo tiempo le daba energías. Sus caricias le envenenaban lentamente; pero nunca habría podido prescindir de ellas. Al despertarse por las mañanas, se apoderaba de Nicotina, que había velado su sueño desde la plataforma de la mesita de noche. Mientras se afeitaba, Nicotina estaba a su lado; al salir a la calle salía acompañado de Nicotina; durante su trabajo, Nicotina, le acompañaba, y cuando una idea se resistía a surgir, o él luchaba por darle forma, allí estaba Nicotina para inspirarle con un beso largo y absorbente; y cuando el dolor o la preocupa­ción le asaltaban era también Nicotina la que le distraía, arro­jando lejos las ideas negras.

Otras veces, en el teatro, por ejemplo, donde las autoridades no dejaban entrar a Nicotina, él se agitaba molesto, desasosegado e inquieto, y no bien llegaba el entreacto, corría al vestíbulo y allí volvía a encontrar a Nicotina y cruzaba largos párrafos con ella.

Había amigos que al presentarles a Nicotina le decían displicentemente :

—Gracias. No me gusta.

Y él los miraba con un poco de envidia y otro poco de admiración. Después de todo eran seres extraordinarios, que habían sabido resistir el amor de aquella mujer absorbente y fatal.

Cuando alguna pasión desgraciada le rasgaba el alma, la llamaba a voces:

—¡Nicotina!

Y ella aparecía entre nubes para decirle:

¿Qué?

—Acabo de tener un disgusto terrible con Natalia.

—Ya lo sé. ¿No recuerdas que Natalia era también amiga mía?

Efectivamente, Natalia era íntima amiga de Nicotina, razón por la cual mucha gente decía de ella:

—Fuma como un carretero. (Aunque hay miles de carreteros que no fuman.)

—Pues bien: soy muy desgraciado Nicotina...

—No sufras, pobrecito mío. Aquí me tienes a mí. Ámame. En cuanto a Natalia, yo le daré un buen cáncer de laringe en castigo a su estupidez.

Es verdad que su amor le hacia cisco por meses y le producía una tos que le facilitaba pintorescamente la expulsión de los bron­quios pero él le perdonaba eso con gusto.

Hasta que un día... ¡Oh! ¡Él no lo habría creído jamás!


Un día la llamó y Nicotina no acudió:

No acudió Nicotina porque él no tenía dinero.

Hasta entonces siempre había creído que la Señorita Nicotina era un veneno.

Pero aquel día empezó a sospechar si la señorita Nicotina no sería una interesada.

miércoles, 13 de octubre de 2010

INSTRUCCIONES PARA ABRIR EL PAQUETE DE JABON SUNLIGHT



-Trabajo realizado por Manuel Mandeb por encargo de la agencia de publicidad Vivencia.

1) Busque la flecha indicadora.

2) Presione con el dedo pulgar hasta que el cartón del envase ceda.

3) Disimule. Soy un joven escritor que no tiene otra ocasión que ésta de conectarse con las muchedumbres. Usted finja que sigue abriendo este estúpido paquete y yo le diré algunas verdades.

4) Los vendedores de elixir nos convidan todos los días a olvidar las penas y mantener jubiloso el ánimo. El Pensamiento Oficial del Mundo ha decidido que una persona alegre es preferible a una triste.

5) La medicina aconseja cosmovisiones optimistas por creerlas más saludables. Al parecer, la verdad perjudica la función hepática.

6) Viene gente. Siga la línea de puntos en la dirección indicada por la flecha.

7) Escuche bien porque tenemos poco tiempo: la tristeza es la única actitud posible que los compradores de este jabón pueden adoptar ante un universo que no se les acomoda. Toda alegría no es más que un olvido momentáneo de la tragedia esencial de la vida. Puede uno reírse del cuento de los supositorios, pero éste es apenas un descanso en el camino. Uno juega, retoza y refiere historias picarescas, solamente para no recordar que ha de morirse. Ese es el sentido original de la palabra diversión: apartar, desviar, llamar la atención hacia una cosa que no es la principal.

8) Conversar acerca de estos asuntos es considerado de la peor educación. Los comerciantes se escandalizan, las personas optimistas huyen despavoridas , los maximalistas declaran que la angustia ante la muerte es un entretenimiento burgués y los escritores comprometidos gritan que la preocupación metafísica es literatura de evasión. Al respecto, mientras le recomiendo que no deje el paquete de jabón al alcance de los niños, le juro que todo lo que se escribe es de evasión, menos la metafísica: las noticias políticas, los libros de sociología, los horarios del ferrocarril, los estudios sobre las reservas de petróleo, no hacen más que apartarnos del tema central, que es la muerte.

9) Calcule 100 gr. de jabón por cada kilo de ropa sucia.

10) Cuánto más inteligente, profunda y sensible es una persona, más probabilidades tiene de cruzarse con la tristeza. Por eso, las exhortaciones a la alegría suelen proponer la interrupción del pensamiento: "es mejor no pensar...". Casi todos los aparatos y artificios que el hombre ha inventado para producir alegría suspenden toda reflexión: la pirotecnia, la música bailable, las cantinas de la Boca, el metegol, los concursos de la televisión, las kermeses.

11) Separe la ropa blanca de la ropa de color. Y entienda que la tristeza tiene más fuerza que la alegría: un hombre recibe dos noticias, una buena y una mala. Supongamos que ha acertado en la quiniela y que ha muerto su hermana. Si el hombre no es un canalla, prevalecerá la tristeza. El premio no lo consolará de la desgracia. Byron decía que el recuerdo de una dicha pasada es triste, mientras que el recuerdo de un pesar sigue siendo pesaroso.

12) No mezcle este jabón con otros productos y no haga caso de los sofistas risueños. Tarde o temprano alguien le dirá: "Si un problema tiene solución, no vale la pena preocuparse. Y si no la tiene, ¿qué se gana con la preocupación?". Confunde esta gente las arduas cuestiones de la vida con las palabras cruzadas. La soledad, la angustia, el desencuentro y la injusticia no son problemas sino tragedias, y no es que uno se preocupe sino que se desespera.

Lloraba Solón la muerte de su hijo.

Un amigo se acerca y le dice:

-¿Por qué lloras, si sabes que es inútil?

-Por eso- contestó Solón- porque sé que es inútil.

13) No está tan mal ser triste, señora. El que se entristece se humilla, se rebaja, abandona el orgullo. Quien está triste se ensimisma, piensa. La tristeza es hija y madre de la meditación. Participe del concurso "Vacaciones Sunlight" enviendo este cupón por correo.

14) Ahora que se fue el jabonero, aprovecharé para confesarle que suelo elegir a mis amigos entre la gente triste. Y no vaya a creer el ama de casa Sunlight que nuestras reuniones consisten en charlas lacrimógenas. Nada de eso: concurrimos a bailongos atorrantes, amanecemos en lugares desconocidos, cantamos canciones puercas, nos enamoramos de mujeres desvergonzadas que revolean el escote y hacemos sonar los timbres de las casas para luego darnos a la fuga. Los muchachos tristes nos reímos mucho, le aseguro. Pero eso sí: a veces, mientras corremos entre carcajadas, perseguidos por las víctimas de nuestras ingeniosas bromas, necesitamos ver un gesto sombrío y fraternal en el amigo que marcha a nuestro lado. Es el gesto noble que lo salva a uno para siempre. Es el gesto que significa "atención, muchachos, que no me he olvidado de nada".

NOTA: Las instrucciones para abrir el paquete de jabón Sunlight fueron rechazadas.

  • de "Libro del Fantasma"

martes, 14 de septiembre de 2010

¿Como andas?¿Estas bien?

Suelen hacerte esta pregunta constantemente, la mayor parte de las veces respondes: Bien.
¿Por que?
Me hago esta pregunta muy a menuda y una respuesta seria "porque no quiero preocupar por tonterias o porque no le va a interesar"
He llegado a la conclusion de que es una forma mas de saludo:
"-Hola!
-¿Como andas?"
y nisiquiera esperas respuesta porque sabes que te van a responder bien, cuando es claro(en el caso de un amigo/a y viendo su cara demacrada) que no esta bien;
pero uno no se mete porque es obvio que no quiere hablar.
Otra pregunta seria ¿Estas bien?, cuando la persona a la que le preguntas viene con su peor cara o se acaba de caer o golpear y te responde: "Si" en el caso de que no este de mal humor o "¿A vos te parece que estoy bien?" en los casos en los que hay que alejarse y esperar a que el/ella se calmen. Ahi preguntas ¿Como andas?¿Estas bien?
Pero si no, la proxima pensar en otra pregunta como ¿Que te paso? o ¿Te duele mucho?

viernes, 10 de septiembre de 2010

La Banda del Pomo

Ayer fue un mes de nuestro viaje a Bariloche o Buriloche, de boludear en el hotel, de salir a caminar, de reirnos con Leo, Lucy y Nico, de hacer las excursiones, de los boliches, de la nieve,de los pomos de espuma, etc (¡como lo extraño!).
Me puse a pensar lo que pasamos en esas semanas y lo poco que falta para que nos separemos y emprendamos "algo nuevo" (tengo que admitir que ya estoy asustada),
por lo que les recomiendo a todos aquellos que estan pasando por lo mismo aprovechen lo que les queda, a pesar de los molestos examenes y las tareas interminables de esas profesoras que parecen que lo disfrutar.
Aguente la Banda del Pomo!!!!!

y les dejo un link para escuchar una cancion de glee con un tema que es perfecto para esta ocacion
http://www.youtube.com/watch?v=dke6ErNkz-A&p=CFF25B40F2649BA0&playnext=1&index=38

lunes, 30 de agosto de 2010

Carta a un joven escritor

Esta es un carta escrita por Arturo Pérez Reverte y me parecio exelente para todo aquel que esta intentando ser escritor, igual que yo.

Pues sí, joven colega. Chico o chica. Recordé tus cartas escritas con amistad y respeto, el manuscrito inédito -quizá demasiado torpe o ingenuo, prematuro en todo caso- que me enviaste alguna vez. Recordé tu solicitud de consejo sobre cómo abordar la escritura. Cómo plantearte una novela seria. Tu justificada ambición de conseguir, algún día, que ese mundo complejo que tienes en la cabeza, hecho de libros leídos, de mirada inteligente, de imaginación y ensueños, se convierta en letra impresa y se multiplique en las vidas de otros, los lectores. Tus lectores.

Vaya por delante que no hay palabras mágicas. No hay truco que abra los escaparates de las librerías. Nada garantiza ver el fruto de tu esfuerzo, esa pasión donde te dejas la piel y la sangre, publicado algún día. Este mundo es así, y tales son las reglas. No hay otra receta que leer, escribir, corregir, tirar folios a la papelera y dedicarle horas, días, meses y años de trabajo duro -Oriana Fallacci me dijo en una ocasión que escribir mata más que las bombas-, sin que tampoco eso garantice nada. Escribir, publicar y que tus novelas sean leídas no depende sólo de eso. Cuenta el talento de cada cual. Y no todos lo tienen: no es lo mismo talento que vocación. Y el adiestramiento. Y la suerte. Hay magníficos escritores con mala suerte, y otros mediocres a quienes sonríe la fortuna. Los que publican en el momento adecuado, y los que no. También ésas son las reglas. Si no las asumes, no te metas. Recuerda algo: las prisas destruyeron a muchos escritores brillantes. Una novela prematura, incluso un éxito prematuro, pueden aniquilarte para siempre. Lo que distingue a un novelista es una mirada propia hacia el mundo y algo que contar sobre ello, así que procura vivir antes. No sólo en los libros o en la barra de un bar, sino afuera, en la vida. Espera a que ésta te deje huellas y cicatrices. A conocer las pasiones que mueven a los seres humanos, los salvan o los pierden. Escribe cuando tengas algo que contar. Tu juventud, tus estudios, tus amores tempranos, los conflictos con tus padres, no importan a nadie. Todos pasamos por ello alguna vez. Sabemos de qué va. Practica con eso, pero déjalo ahí. Sólo harás algo notable si eres un genio precoz, mas no corras el riesgo. Seguramente no es tu caso.

No seas ingenuo, pretencioso o imbécil: jamás escribas para otros escritores, ni sobre la imposibilidad de escribir una novela. Tampoco para los críticos de los suplementos literarios, ni para los amigos. Ni siquiera para un hipotético público futuro. Hazlo sólo si crees poder escribir el libro que a ti te gustaría leer y que nadie escribió nunca. Confía en tu talento, si lo tienes. Si dudas, empieza por reescribir los libros que amas; pero no imitando ni plagiando, sino a la luz de tu propia vida. Enriqueciéndolos con tu mirada original y única, si la tienes. En cualquier caso, no te enfades con quienes no aprecien tu trabajo; tal vez tus textos sean mediocres o poco originales. Esas también son las reglas. Decía Robert Louis Stevenson que hay una plaga de escritores prescindibles, empeñados en publicar cosas que no interesan a nadie, y encima pretenden que la gente los lea y pague por ello.

Otra cosa. No pidas consejos. Unos te dirán exactamente lo que creen que deseas escuchar; y a otros, los sinceros, los apartarás de tu lado. Esta carrera de fondo se hace en solitario. Si a ciertas alturas no eres capaz de juzgar tú mismo, mal camino llevas. A ese punto sólo llegarás de una forma: leyendo mucho, intensamente. No cualquier cosa, sino todo lo que necesitas. Con lápiz para tomar notas, estudiando trucos narrativos -los hay nobles e innobles-, personajes, ambientes, descripciones, estructura, lenguaje. Ve a ello, aunque seas el más arrogante, con rigurosa humildad profesional. Interroga las novelas de los grandes maestros, los clásicos que lo hicieron como nunca podrás hacerlo tú, y saquea en ellos cuanto necesites, sin complejos ni remordimientos. Desde Homero hasta hoy, todos lo hicieron unos con otros. Y los buenos libros están ahí para eso, a disposición del audaz: son legítimo botín de guerra.

Decía Harold Acton que el verdadero escritor se distingue del aficionado en que aquél está siempre dispuesto a aceptar cuanto mejore su obra, sacrificando el ego a su oficio, mientras que el aficionado se considera perfecto. Y la palabra oficio no es casual. Aunque pueda haber arte en ello, escribir es sobre todo una dura artesanía. Territorio hostil, agotador, donde la musa, la inspiración, el momento de gloria o como quieras llamarlo, no sirve de nada cuando llega, si es que lo hace, y no te encuentra.

Hablábamos de maestros: autores y obras que ningún joven que pretenda escribir novelas tiene excusa para ignorar. Ten presente, si es tu caso, un par de cosas fundamentales. Una, que en la antigüedad clásica casi todo estaba escrito ya. Echa un vistazo y comprobarás que los asuntos que iban a nutrir la literatura universal durante veintiocho siglos aparecen ya en La Ilíada y La Odisea -relato, éste, de una modernidad asombrosa- y en la tragedia, la comedia y la poesía griegas. De ese modo, quizá te sorprenda averiguar que el primer relato policíaco, con un investigador -el astuto Ulises- buscando huellas en la arena, figura en el primer acto de la tragedia Ayax de Sófocles.

Un detalle importante: escribes en español. Quienes lo hacen en otras lenguas son muy respetables, por supuesto; pero cada cual tendrá en la suya, supongo, quien le escriba cartas como ésta. Yo me refiero a ti y a nuestro común idioma castellano. Que tiene, por cierto, la ventaja de contar hoy, entre España y América, con 450 millones de lectores potenciales; gente que puede acceder a tus libros sin necesidad de traducción previa. Pero atención. Esa lengua castellana o española, y los conceptos que expresa, forman parte de un complejo entramado que, en términos generales y con la puesta al día pertinente, podríamos seguir llamando cultura occidental: un mundo que el mestizaje global de hoy no anula, sino que transforma y enriquece. Tú procedes de él, y la mayor parte de tus lectores primarios o inmediatos, también. Es el territorio común, y eso te exige manejar con soltura la parte profesional del oficio: las herramientas específicas, forjadas por el tiempo y el uso, para moverte en ese territorio. Aunque algunos tontos y fatuos lo digan, nadie crea desde la orfandad cultural. Desde la nada. Algunas de esas herramientas son ideas, o cosas así. Para dominarlas debes poseer las bases de una cultura, la tuya, que nace de Grecia y Roma, la latinidad medieval y el contacto con el islam, el Renacimiento, la Ilustración, los derechos del hombre y las grandes revoluciones. Todo eso hay que leerlo, o conocerlo, al menos. En los clásicos griegos y latinos, en la Biblia y el Corán , comprenderás los fundamentos y los límites del mundo que te hizo. Familiarízate con Homero, Virgilio, los autores teatrales, poetas e historiadores antiguos. También con La Divina Comedia de Dante, los Ensayos de Montaigne y el teatro completo de Shakespeare. Te sorprenderá la cantidad de asuntos literarios y recursos expresivos que inspiran sus textos. Lo útiles que pueden llegar a ser.

La principal herramienta es el lenguaje. Olvida la funesta palabra estilo, burladero de vacíos charlatanes, y céntrate en que tu lenguaje sea limpio y eficaz. No hay mejor estilo que ése. Y, como herramienta que es, sácale filo en piedras de amolar adecuadas. Si te propones escribir en español, tu osadía sería desmesurada si no te ejercitaras en los clásicos fundamentales de los siglos XVI y XVII: Quevedo, el teatro de Lope y Calderón, la poesía, la novela picaresca, llenarán tus bolsillos de palabras adecuadas y recursos expresivos, enriquecerán tu vocabulario y te darán confianza, atrevimiento. Y una recomendación: cuando leas El Quijote no busques una simple narración. Estúdialo despacio, fijándote bien, comparándolo con lo que en ese momento se escribía en el mundo. Busca al autor detrás de cada frase, siente los codazos risueños y cómplices que te da, y comprenderás por qué un texto escrito a principios del siglo XVII sigue siendo tan moderno y universalmente admirado todavía. Termina de filtrar ese lenguaje con la limpieza de Moratín, el arrebato de Espronceda, la melancólica sobriedad de Machado, el coraje de Miguel Hernández, la perfección de Pablo Neruda. Pero recuerda que una novela es, sobre todo, una historia que contar. Una trama y una estructura donde proyectar una mirada sobre uno mismo y sobre el mundo. Y eso no se improvisa. Para controlar este aspecto debes conocer a los grandes novelistas del siglo XIX y principios del XX, allí donde cuajó el arte. Lee a Stendhal, Balzac, Flaubert, Dostoievski, Tolstoi, Dickens, Dumas, Hugo, Conrad y Mann, por lo menos. Como escritor en español que eres, añade sin complejos La regenta de Clarín, las novelas de Galdós, Baroja y Valle Inclán. De ahí en adelante lee lo que quieras según gustos y afinidades, maneja diccionarios y patea librerías. Sitúate en tu tiempo y tu propia obra. Y no dejes que te engañen: Agatha Christie escribió una obra maestra, El asesinato de Rogelio Ackroyd , tan digna en su género como Crimen y castigo en el suyo. Un novelista sólo es bueno si cuenta bien una buena historia. Escribe eso en la dedicatoria cuando me firmes un libro tú a mí.

martes, 20 de julio de 2010

Feliz dia!!!!

Feliz dia del amigo!!!
Para mi la amistad es muy importante asique gracias a todos por:
soportarme, alentarme, confiar en mi, ayudarme, sonreirme, abrazarme y sobretodo quererme!!

Hay amigos...

Hay amigos eternos, amigos que son de piel y otros que son de hierro.

Hay amigos del tiempo, del centro(cdc), de la facultad, DE LA PILE

Hay amigos que se aprenden, otros que se eligen, y amigos que se adoptan.

Hay amigos del alma, del corazón, de la sangre.

Hay amigos de vidas pasadas, amigos para toda la vida.

Hay amigos que son más que amigos.

Hay amigos que son hermanos, otros que son padres.

También hay amigos que son hijos.

Hay amigos que están en las buenas, otros que están en las malas.

Hay amigos que están siempre.

Hay amigos que se ven, otros que se tocan, otros que se escriben.

Por supuesto que hay amigos que se van, que nos dejan.

Hay amigos que vuelven y otros que se quedan.

Hay amigos inmortales, amigos de la distancia.

Hay amigos que se extrañan, que se lloran, que se piensan.

Hay amigos que se desean, que se abrazan, que se miran.

Hay amigos de noche, de siestas, de madrugadas.

Hay amigos hombres, amigos mujeres, amigos perros.

Hay amigos que deliran, otros que son poetas.

Hay de los que dicen todo, amigos que no hacen falta decirlos.

Hay amigos nuevos, amigos viejos, viejos amigos.

Hay amigos sin edad, amigos gordos, amigos flacos.

Hay amigos que no nos llaman, amigos que tampoco llamamos.

Hay amigos con poco tiempo, amigos desde hace una hora, amigos desde recién.

Hay amigos que dejamos ir, otros que no pueden venir, amigos que están lejos, amigos del barrio.

Hay amigos de la palabra, amigos de lo ajeno, amigos incondicionales.

Hay también amigos invisibles, amigos sin lugar, amigos de la calle.

Hay amigos míos, amigos tuyos, amigos nuestros.

Hay muchos amigos; amigos en común, amigos del teatro, DE LA PILE, amigos de verdad.

Hay amigos que están tristes, otros que están alegres, otros que simplemente no están.

Hay amigos que se la pasan en la luna, otros en el cielo, y otros en LA PILE
Todos, absolutamente todos los amigos tienen algo en común: Son INDISPENSABLES!!!

viernes, 16 de julio de 2010

Un mercido descanso

Tanto estuvimos esperando, tanto estuvimos deseando(no se ustedes pero yo si) y la fin llegaron: Las vacaciones de invierno!!
Muchos diran que son solo dos semanas, pero son DOS SEMANAS de :
No levantarse temprano, no tener que ponerse a hacer la tarea a las 10 de la noche porque te olvidaste en el dia o no tuviste tiempo, no tener que resongar por estudiar, no tenes que usar (en mi caso) ese maldito uniforme con esa condenada pollera que no abriga un ...., no tener que sufrir el frio de la mañana y lo mejor es que no tenes que verle la cara a aquellas/os profes que tenes ganas de matar.

Asique disfruten las sagrasdas 2 SEMANAS!!!

viernes, 25 de junio de 2010

Ultimo capitulo ^^

Leo me curo el golpe de la cabeza y las quemaduras en la espalda y brazos por haberme apoyado en la pared. Caminamos por varias horas y me contó algunas cosas como que todos los que habían peleado en el volcán eran hologramas hechos por cazadores y otras criaturas de nombre impronunciable. Los cazadores que estaban de encubiertos entre los verdaderos monstruos conocían una salida para cuando el volcán erupcionara y no salieran heridos a diferencia del enemigo. Me hacia sentir un poco mas tranquila, solo un poco.
Al parecer mi papa y el de Leo se habían conocido en una batalla y se habían vuelto buenos amigos, papa se unió a la resistencia un tiempo después.
—Llegamos—Dijo Leo y mire detenidamente a una enorme pared de piedra envuelta por las plantas y árboles—Los árboles vigilan la entrada.
— ¿Por qué siempre en túneles? — Me queje.
—Son buenos escondites— Respondió Leo. Cuando entramos nos recibieron un grupo de personas en las que distinguí a mama y a Vera. Las abrace a las dos.
—Estoy muy feliz de verlas—Dije emocionada.
—Mi niña—Me abrazo mama—Lamento tanto que no te hayamos dicho pero era mejor que nadie se enterara que tu padre y yo éramos de la resistencia.
—Yo no me entere de nada hasta que desapareciste, en ese momento mis padres me dieron la opción de elegir, luego me encontré a tu mama que me dijo que estabas bien— Dijo Vera emocionada también—Estaba muy preocupada por ti y te extrañaba mucho.
—Yo también—La abrace más fuerte.
Una vez que nos calmamos, nos dieron de comer a Leo y a mi, cuando llegaron los que habían peleado en el volcán me abalance sobre mi papa y no lo solté hasta que me tranquilizo.
Nos alejamos a un cuarto con papa, mama y Vera (no pensaba alejarla ni un minuto y ella tampoco mostraba intenciones de hacerlo).
—Supongo que quieres saber como sabíamos de tu poder y porque te deje que Leo te llevara al volcán—Dijo papa, yo solo asentí—Lo supimos desde tu nacimiento Alba, desde entonces vimos las características de una vidente. No hacia mucho que me había unido a la resistencia y Sergio, el padre de Leo, me hizo darme cuenta que no era conveniente que dejara a tu poder crecer para que los cazadores lo descubrieran y lo utilizaran, por lo que te regale el atrapa sueños para mantenerlo a raya. Creí que Gustavo era mi amigo, pero me di cuenta que pertenecía al bando opuesto. Marcela, la madre de Leo, me informo que los cazadores habían hecho un trato con los demonios, para deshacerse de todas las “molestias” llevándolas a una trampa en el pueblo del aire. Fue ahí cuando supe que no podía confiar más en él—Suspiro—Y yo que quería unir a las familias, me siento tan mal por obligarte a juntarte con Benjamin— Hice una mueca—Tu poder se volvía más fuerte y era hora que lo liberara, por lo que no podías vivir mas entre los “cazadores” y ese mismo día, después de que nos fuimos, tu madre se encargo de destruir la casa y escapar para dar la idea que habían sido los demonios y no fueran tras ella.
—Estoy aquí desde entonces esperando que te trajeran—Dijo mama— ¡Me alegra tanto volver a verte!
— ¿Qué paso con Benjamin y el resto de los cazadores?—Pregunte todavía recordaba mi sueño, estoy segura que Benjamin era el que me lastimaba en mi sueño.
—Gustavo esta muerto, era mi amigo al fin y al cabo y no pude ayudarlo—Dijo con pena—Algunos lograron escapar, entre ellos Benjamin que se dio cuenta cuando te vio viva—Respondió papa, creo que él sabia lo que hubiera pasado si no llegaba a tiempo—Será mejor que vaya a empezar a organizar con el resto los ataques, debemos apurarnos cuando ellos están débiles y desordenados.
Se fue dejándome en mis pensamientos, mama se fue a ayudar a otros y me quede a solas con Vera. Todavía no podía creer que Benjamin me quería muerta, me molestaba de chica pero eso lo hacen todos los chicos. Entonces recordé lo que dijo en su cumpleaños antes de que nos separáramos “No podría ser mejor” ¿Se refería a mi desaparición o era porque estaba feliz de poder pelear?
—Y yo que disfrutaba que no tuvieras poderes—Bromeo Vera, le sonreí, trataba de distraerme—Será mejor que tus sueños nos den buena información—Me amenazo.
—Gracias—Dije.
—Ahora que volviste a la tierra, entre nosotras ¿qué hay entre ese demonio de ojos verdes y tu? Y no digas nada porque vi las miraditas que se tiraban en la comida—Me miro con una sonrisa picara.
—Solo digamos que es mío y que si lo tocas me las pagaras—Dije en broma.
—No te preocupes yo ya tengo mi hombre—La mire sorprendida—Deberías escuchar a tu AMIGA cuando habla—Se hizo la ofendida y compartimos una larga charla que queda entre nosotras.
En un momento Leo entro.
—Mi llamada para retirarme—Dijo Vera y se fue corriendo.
— ¿Cómo estas?—Le pregunte.
—Bien y ¿vos?—Se sentó a mi lado.
—Mejor ahora que te veo—Sonrío— ¿Cómo esta tu madre?—Pregunte.
—Se pondrá bien—Dijo con orgullo, desde la muerte de su padre no se hablaban mucho pero se notaba que se querían.
—Gustavo esta muerto—Tenia que saber.
—Ya me lo dijo tu padre—Respondió dejando de sonreír—Pero no era solo a él a quien quería muerto.
— ¿A quién mas querías?—Pregunte intrigada.
—Al idiota con el que tu papa quería emparejarte —Respondió molesto.
— ¿Benjamin?— ¿Por qué lo querría muerto? Que yo supiera no había intentado matarme.
—Pudo haberte matado en el volcán y además a estado toda tu infancia, mientras yo crecía en un volcán—Dijo rojo. Me quede atónita, miro para otro lado—Di algo—Me pidió mirándome de vuelta, estaba avergonzado. Me empecé a reír.
— ¿De que te ríes? —Pregunto molesto.
—No creí que fueras celoso— Respondí y seguí riendo. Se me tiro encima.
—Soy muy celoso—Afirmo y me beso fuertemente.

Vi al fuego crecer, personas correr y pelear entre ellas, muchos caían. Los reconocí. Los cazadores cayeron, habíamos vencido, éramos libres.
Desperté agitada, seguía sin acostumbrarme a esto de ver el futuro, Leo me abrazo en la oscuridad.
— ¿Qué viste?—Me pregunto preocupado.
—Solo un adelanto de los resultados—Respondí y lo bese, el sonrío.

FIN

jueves, 24 de junio de 2010

Estaba oscuro y corrí hasta una luz, que resulto ser otro cuarto enorme, estaba iluminado por fuego que corría por las paredes de piedra y adentro había gente corriendo, demonios pensé primero pero luego vi sus caras detenidamente, me resultaban familiares. ¡Eran cazadores!
— ¡Alba!—Sentí que me llamaban, mire a un costado, ¡era papa! Pero se notaba asustado y preocupado— ¡Alba! —Volvió a gritar, de pronto sentí un fuerte dolor en el pecho, al tocarlo vi sangre, ¡estaba sangrando!
Desperté de golpe, unos brazos me rodearon.
—Tranquila— Era Leo, me relaje, estábamos en el cuarto. Mis sueños se estaban volviendo más nítidos. Habían pasado dos días desde que nos besamos, el recordarlo me hizo sonrojar. Había compartido mucho conmigo, como cual eran sus gustos, los momentos más importantes para él y cosas que no le cuentas a cualquiera. Leo río— ¿Te da vergüenza que te trate con tanta confianza?—Me pregunto y antes de que contestara me beso. Era tan lindo cuando sonreía, me quede mirándolo— ¿Qué soñaste?—Me pregunto. Casi lo olvidaba, los cazadores vendrían, tenia que decírselo aunque no le iba a gustar, los cazadores habían matado a su padre y aunque no me culpaba no le agradaba que los defendiera. Ahora entendía cuando papa me dijo que no todas las criaturas eran malas, pero los cazadores seguían siendo mi familia. Me puse seria y me senté bien en la cama, él entendió que no era algo bueno y también se puso serio.
—Los cazadores entraran en las cuevas— Dije. Se quedo mirándome como si tuviera algo que decir y no quisiera hacerlo.
—Tenemos que advertir a los demás y prepararnos para mudarnos— Dijo de repente parándose y empezando a cambiarse.
—Mi papa esta entre ellos— Dije, pero no vi ninguna reacción, algo me estaba ocultando— Voy a quedarme— Afirme. Estaba por llegar a la puerta pero se detuvo, la miro un momento para controlarse y se dio la vuelta, se notaba la rabia contenida en sus ojos.
—Lo siento Alba pero vas a venir con nosotros— Me ordeno.
—No lo are, me reuniré con mi padre y después te buscare— Dije desafiándolo. Fijo sus ojos en los míos.
— ¿Todavía crees que esas personas son buenas y vienen a buscarte?—Le costo no elevar el tono.
—No creo que vengan por mi, pero son mi familia y tengo que hablar con mi papa sobre mi poder— Dije sin inmutarme. El tomo aire y cerro los ojos.
—Hay algo que tienes que saber—Dijo sin abrir los ojos— El ataque en el que nos encontramos fue arreglado— Un sentimiento horrible empezó a crecer— Hay un grupo de cazadores que se dedican a matar a cualquier criatura que se les cruce sin importar nada, desean quedar como la raza superior, pero algunos de los cazadores no son lo suficiente fuerte o útiles para ellos, asíque los enviaron al pueblo del aire ese día para que nosotros los matemos, incluyéndote— Me quede helada, no podía moverme, Leo abrió los ojos y vi tristeza en ellos— Los trajimos aquí para que se unieran a nosotros, la razón por la que has visto tanta distintas especies es por que somos la resistencia— Espero a que volviera a parpadear e intento tomarme de los brazos pero lo empuje.
—No me vuelvas a tocar— Lo amenacé.
—Alba…—Empezó.
—No puedo y no quiero creerte— Lo interrumpí— Ve a alertar a los demás porque cuando salga de este cuarto me uniré a MI gente— Eso debió dolerle mucho porque apretó los labios y salio rápido del cuarto. Me deje caer al suelo y empecé a llorar.
Una vez que me hube calmado, tome mis armas y salí del cuarto con la antorcha en mano. Seguí las indicaciones hasta el pasillo que había visto en mi sueño, ahora entendía que estaba debajo de un volcán.
Empecé a escuchar ruidos, me recordaron a aquel día, había una batalla. Corrí hacia la luz y entre en aquella enorme cueva, había hombres, bestias, demonios y otras criaturas peleando. Sentí un temblor, el volcán iba a hacer erupción. Tenia que encontrar a papa.
— ¿Alba?—Alguien me llamo me di la vuelta y vi a Benjamin— ¿Estas viva?—Me miraba sorprendido, iba a preguntarle qué hacia aquí cuando se me acerco papa atrapándome en un abrazo.
— ¡Alba, estas viva!—Grito, parecía emocionado y sorprendido, pero conociéndolo sabia que estaba fingiendo— ¡Vete ahora y no me desobedezcas esta vez!—Me ordeno al oído. Ya iba a replicar— Por favor, yo voy a estar bien, solo vete y ponte a salvo— Me miro con desesperación y no pude negarme.
— Te veré afuera — Dije y salí corriendo. Benjamin volvió a llamarme pero yo no me di vuelta. Corrí por los túneles siguiendo las indicaciones. Hubo otro temblor y algo golpeo mi cabeza, quede inconsciente. En la penumbra desperté, me dolía la cabeza y al apoyar las manos sentí arena. Seguía en las cuevas, lo deduje por el olor a azufre y aquellos dibujos grabados en la piedra que vislumbraba. Sin darle importancia a la herida de mi cabeza por el golpe comencé a avanzar por los túneles, cuando sentí un temblor, era el volcán, debía apurarme si no quería morir carbonizada.
Oí a un ave graznar, sino me ocultaba chocaría conmigo y me atraparía, me aplaste contra la pared a pesar del calor. Vi sus ojos verdes esmeraldas, perfectos y . . .
debía detener mi imaginación, el era mi enemigo. Llegue a la salida del laberinto pero antes de salir algo llamo mi atención, había nombres, ¡entre ellos estaba el mío! De repente me di cuenta, esos nombres eran de esos cazadores que había visto ser raptados antes de que me chocara con Leo, aquellos que luchaban contra los demonios también eran cazadores, ellos me habían herido en mi sueño, en la mayoría de mis sueños ¡ellos intentaban matarme! ¡Leo tenia razón! Aquellos que me habían traicionado eran en quienes había confiado, ¡el volcán era la tumba de inocentes!
Desvíe la mirada, sentí rabia y vergüenza de mi misma, al ver al precipicio lo vi. Serio y con tristeza en su cara, miraba a la nada. Se giro y me vio, su expresión se volvió de sorpresa; deseaba tanto correr a el y abrazarlo; pero era seguro que para este momento me odiaba y ninguna disculpa me devolvería su confianza.
Se acerco, yo me quede quieta, inmóvil esperando, se detuvo a unos centímetros y me atrapo con su mirada fija, acaricio mi cara y me abrazo fuertemente contra él. Me quede unos segundos confundida pero sin preguntar nada lo abrace y enterré mi cara en su pecho, estuvimos un momento así hasta que un temblor nos recordó que estábamos en un volcán, nos separamos pero seguimos viéndonos a los ojos.
—Yo... —Intente hablar pero me interrumpió poniendo un dedo sobre mi boca.
—Primero ven conmigo y luego hablamos — Dijo sonriendo, ya no había tristeza en su cara. Le devolví la sonrisa y lo seguí sin preocuparme a donde.
Me llevo por el bosque y cuando estuvimos lo bastante alejados me acerco a él y me beso.
—Lamento no habértelo dicho antes, sabia que no dejaría de confiar en esas “personas”— Se disculpo.
—No te disculpes yo soy la idiota que no confió en ti— Dije— Tenia razón, incluso mis sueños me lo habían dicho— Se puso tenso.
— ¿Qué pasaba exactamente?—Pregunto mirándome fijo.
—Nada, tranquilízate— Le rogué, Mi padre me había salvado, ¡Mi papa seguía en el volcán!—Mi papa s…—Intente correr de vuelta pero me detuvo.
—Tranquila, él sabe como salir— Dijo sonriendo— él es de la resistencia— Me quede confundida.
—Puedes dejar soltarme sorpresas como si nada— Le pedí, él sonrió.
—Te faltan muchas cosas por saber— Dijo y volvió a besarme.

lunes, 21 de junio de 2010

Vuelvo con el cuento

Leo me agarro del brazo y me dio la vuelta, estaba molesto.
—Te perderás, déjame llevarte al cuarto—No me miraba.
—Esta bien— Respondí, tampoco tenía ganas de mirarlo.
Me guío por los pasillos de piedra y para pensar en otra cosa me puse a observar cuidadosamente las paredes sin perder el paso para que no tuviera más motivos de estar molesto, los demonios enojados no son buenos enemigos. Cada tanto se repetía una secuencia de dibujos que, por lo que entendí, advertía si se podía doblar a ambos lados, seguía para la izquierda o derecha, etc. Eran indicaciones, los demonios podían ver en la oscuridad, era el escondite perfecto.
Terminamos en el cuarto, una vez que entre el se fue.
Entre en el cuarto, al fin podía verlo bien con la antorcha, no era muy grande como había comprobado antes, me acerque a las armas y me di cuenta que eran las que tenia la vez que nos encontramos, ahora que lo recordaba no tenia idea de hacia cuanto Leo me había traído, podían haber pasado días. No estaba mi bolso con mi ropa y mi comunicador, lo habría dejado caer. Me acerque al rincón opuesto para ver lo que la vez anterior no había podido ver, pensé que era un poso pero al alumbrarlo vi que tenia mucho agua, perfecto, la verdad es que ya me sentía sucia. Cerré la puerta de la entrada, me saque la ropa y entre, estaba fría pero como no corría viento en esos túneles hacia calor por lo que me venia bien. Una vez terminado el baño abrí el armario y observe que las telas eran ropas, me quedaban grandes, asíque con un cuchillo las corte y uní con nudos, eran bastantes cómodas sobre todo para moverse en caso de tener que pelear.
Volví a pasar el tiempo boca arriba en la cama, no podía volver a salir si Leo no estaba cerca, no todos los demonios eran tan inútiles como los dos que vencí, no a todos podría vencer con las armas y muchos tenían rencor contra los cazadores. Como Leo. Ese pensamiento me hizo sentir triste.
En algún momento me dormí. Volví a ese lugar oscuro, pero cuando la sombra apareció podía verla mas clara, se notaban rasgos de hombres y volví a sentir ese sentimiento de asfixia como en la pasadilla anterior. Unos golpes me despertaron, me sentí aliviada al despertar, volvieron a tocar, al abrir la puerta me lleve una sorpresa, quien había tocado no era Leo, era mujer muy hermosa de figura y facciones marcadas, cabellos rubios y de ojos azules.
—Leo me pidió que te trajera esto— me mostró el plato de puré que me había dado antes. ¿Quién es ella? ¿Y por qué solo me dan esto? Me pregunte— Leo dijo que preguntas mucho—Comento con una sonrisa, la mire a los ojos, ¿qué me podía hacer?—Me llamo Camila, soy una sirena y puedo saber lo que piensas, el puré es porque debemos cuidar lo que tenemos.
— ¿Qué?— Pregunte atónita.
—No te enojes— Me pidió, hablo con Leo, pero ella si parecía arrepentida— Al no estar en mi ambiente me siento desprotegida y recurro a mi poder para compensarlo, puedo dejar de hacerlo si te molesta— Dijo
— ¿Puedes?— Pregunte tomando el plato de puré, ya mas calmada, estaba rodeada de criaturas, iba a tener que dejar de sorprenderme.
—Si me concentro en otra cosa tu mente seguirá siendo privada— Respondió sonriendo de nuevo. La deje pasar al cuarto.
— ¿Y por qué viniste tu y no Leo? ¿Esta molesto?— Le pregunte cambiando de tema, en realidad se me escapo, ¿qué me importaba él?
—Si pero no contigo, tiene miedo de que te hayas enojado mucho con él por lo que dijo, es que no le agradan los cazadores— Respondió mirando lo que llevaba puesto, no dándole importancia a la pregunta.
—Ya me di cuenta— comente.
—Creí que no te quedaría la ropa de Leo pero veo que te has arreglado— Dijo— Pero si quieres algo mas dímelo y te prestare la mía— La observe, era mucho mas alta que yo o Leo, como hacia para pasar por los túneles?
—Los túneles son mas altos de lo que crees— Respondió mirando alrededor, de pronto me miro fijo asustada— Perdón no era mi intención hacerlo es que no llegue a distraerme del todo.
—Si se te escapa trata de olvidarlo y no responderme— Dije. Comí el puré rápido porque me incomodaba que Camila me mirara tanto.
—Bueno, vamos— Dijo una vez que termine.
— ¿Adonde?— Pregunte.
—Ya veras— Respondió y salio. La seguí, volví a observar cuidadosamente los dibujos en la pared. Recorrimos muchos pasillos, hasta que al fin terminamos ante una enorme puerta. Camila la abrió y quede asombrada de lo que estaba viendo.
Era un enorme cuarto lleno de demonios y otras criaturas como metamorfos, sirenas hasta incluso árboles. En un costado estaba Leo, acompañado de tres personas, demonios, una mujer mayor pero que al verla no podías no respetarla, su figura era menuda pero sus facciones eran serias y ni hablar de sus ojos, y dos hombres en edad madura. Camila se acerco a estas personas y las saludo, yo me quede atrás.
—Así que tu eres Alba— Dijo la mujer, todos en el cuarto callaron y se quedaron mirando con respeto, había acertado.
—Si— Respondí, no sabia que más decir.
—Podrías decirme que has soñado—Me pidió. Yo la mire confundida, pero eran solo pesadillas, ¿por qué le interesaban? Casi la había olvidado por la aparición de Camila, casi.
—Soñé con una sombra con rasgos de hombre asfixiándome— Dije.
— ¿Puedes ver en que lugar ocurre?— Cada vez me enredaba mas.
—En un lugar oscuro— Respondí.
—Todavía necesitas practicar— Dijo y se alejo a otro grupo de gente, junto con los dos hombres. Las conversaciones se reanudaron y yo me quede perdida.
— ¿Pero que…?— No entendía nada. Camila me miro con compasión.
—Dile— Le ordeno a Leo.
— ¿Por qué? Están bien las cosas así— Se quejo, no me había mirado cuando llegue pero ahora que lo hacia me sentía nerviosa.
—No me importa quien, solo que alguien me diga que esta pasando— Me exaspere, me necesitaban y al segundo me dejaban a un lado sin explicación, me estaba enojando.
—No tienes Habilidad sobre la tierra porque se te a otorgado un don mejor— Dijo la mujer volviendo cerca de nosotros tres, Leo la miro molesto— Puedes ver lo que sucederá, al igual que mi hijo y Camila has sido bendecida con una habilidad única, control sobre uno de los misterios mas grandes, la mente— Me quede helada. ¿Yo era vidente?
—No es cierto, son solo pesadillas— Dije convencida.
— ¿Estas segura?— Me pregunto y me miro con sus ojos rojos, de pronto me vinieron a la mente los primeros sueños que tuve y que no dejaba de tener hasta que papa me dio ese atrapasueños, en batalla tendría una aliada, cuando conocí a Vera; Papa sangrando en una pierna, él paso 2 meses en casa y había inventado que estaba de vacaciones pero yo igual me había preocupado; la mariposa plateada, que se parecía a la pequeña espada que me regalaron y el ultimo aquel laberinto oscuro en donde me encontraba ahora.
Me quede petrificada dando me cuenta de esto.
Leo se interpuso entre su madre y yo.
— ¿Por qué no podías esperar un poco mas?— Le pregunto enojado— Ella no es como Camila, que lo acepta todo porque puede entenderlo, Alba ha vivido protegida y tu solo la confundes— Me tomo en brazos—No esperes que se nos una, ella todavía confía en esos monstruos— Le dijo antes de salir de aquel cuarto. Reaccione en los pasillos.
— ¿A quien les dices monstruos?— Le pregunte molesta, empecé a desesperarme— ¡Bájame, que puedo caminar!— Exclame girándome para caer al suelo, al que no caí porque me sostuvo, me dejo poner los pies en el suelo pero no me soltó y me acorralo contra una pared.
— ¿De verdad crees que esas personas van a venir por ti?—Se notaba que estaba enojado y su cara estaba muy cerca de la mía— Por lo único que te aceptarían seria por tu poder, nunca les importaste y lo sabes— Mi orgullo no me dejaba admitir que tenia razón, me dolía el hecho de que siempre lo había sabido.
—Mis padres no perderán la esperanza y Vera vendrá por mi— Dije en un hilo de voz, las lagrimas amenazaban con salir. Note que sus ojos se ablandaban un poco. De pronto hizo algo que no me esperaba, ¡me beso! Primero suave y después más fuerte, yo solo me dejo llevar…

jueves, 17 de junio de 2010

Microrelatos

Voy a saltear un capi del cuento para poner los microrelatos que hice.
Esperon que les gusten y se rian.

Los que se pelean se aman
Él la golpeo dejándole rojo el cachete, pero ella se lo devolvió con otro golpe haciéndole sangrar la nariz. Él le golpeo en el estomago y ella lo noqueo. Cuando reacciono, ella lo beso.
—Gane yo amor, comemos ensalada de coliflor con churrasco—Dijo sonriendo. Los niños pusieron mala cara y miraron enojados a su padre.

Más vale solo que mal acompañado
“Dejo todos mis bienes al hospital”
Puso un hombre en su testamento. Miro la foto de su familia y amigos, escribió hipócritas en sus caras y tiro del gatillo.

Al que quiere celeste que le cueste
Después de recorrer 32 librerías y 10 quioscos, llego a su casa cansada, pero con los acrílicos. Su hija la miro molesta.
— ¡Ma, yo necesitaba azul no celeste!—se quejo la nena.

Los chiflados están siempre seguros de estar bien, solo los sanos se hallan dispuestos a admitir que están locos
— ¡Hola! ¿Cómo estas?
— Loco ¿vos?
— También loco
— Que bien, bueno nos vemos otro día
— Chau

Al que madruga Dios lo ayuda
Ese día no hizo caso al despertador y fue el peor de su vida. Se resbalo, callo por las escaleras, se golpeo la cabeza con un fierro descolgado, cruzo la calle y lo atropello una bicicleta, cuando llego al hospital el doctor le dijo que agradezca a dios que no se le rompieron los pantalones.

No todo lo que brilla es oro
Los indígenas hartos de los abusos de los españoles, se alzaron en armas contra ellos, estos robaron todo lo que pudieron mientras escapaban. En su barco a salvo notaron que lo que les sacaron a los indígenas eran las piedras falsas que ellos les habían dado.

No aclares que oscurece
El niño entretenido con un cuento se acerco más a la luz para poder leer claramente y accidentalmente hizo girar la perilla que controlaba la luz, subiéndola. De pronto todo quedo a oscuras
— ¡¿Quién fue el pavote que subió la luz?!—exigió su padre furioso.
El niño dejo el libro y se escondió en su cama con miedo de ser castigado por provocar el apagón.